¿Por qué es tan importante la actuación del Estado? La respuesta es simple: por el poder que tiene el gobierno. El Estado es tan grande que cuando funciona mal arrastra a toda la Nación.
Hace siglos los reyes gobernaban en nombre de los dioses y exigían sacrificios a sus súbditos, a veces hasta sacrificios humanos. Los reyes y los brujos eran los favorecidos en ese esquema de relaciones de poder. Hoy en día los políticos gobiernan supuestamente en nombre de los pueblos, pero son los mismos políticos quienes se benefician, y aún continúan exigiendo sacrificios humanos. Como vemos el mundo no ha cambiado mucho, sobre todo para los países pobres.
Desde
tiempos inmemorables ha existido una idolatría al Estado, y muchos todavía
piensan que el Estado lo puede todo. En realidad, no es el Estado sino los
ciudadanos libres quienes lo pueden todo. La historia nos enseña que un Estado
interventor puede destruir la riqueza entera de una nación y de sus ciudadanos,
como lo explicó hace más de dos siglos el “padre” de la economía: AdamSmith.
¿Por qué es
tan importante la actuación del Estado? La respuesta es simple: por el poder
que tiene el gobierno. El Estado es tan grande que cuando funciona mal arrastra
a toda la nación detrás de él. Un Estado que emplea a la cuarta parte de la
población y que representa la mitad de la producción hunde a la nación cuando
se equivoca. Durante los últimos años de estatización, los gobiernos
venezolanos no han hecho más que intervenir la economía y olvidarse de su
verdadera responsabilidad: establecer un Estado de Derecho para el desarrollo
individual de los ciudadanos.
Desempleados
Supongamos
que la compañía privada venezolana más grande, Empresas Polar, quebrara. Lo que
pasaría es que sus más de 30.000 empleados perderían su trabajo y habría una
pequeña baja en la producción nacional que sería compensada por otras
compañías. Por otro lado, cuando el Estado se equivoca se lleva con él a toda
la nación. Esto es lo que estamos presenciando ahora en Venezuela.
Lamentablemente, la Cuarta y la Quinta República han resultado ser muy
parecidas en su “idolatría del Estado”.
Ayer desgraciadamente estuve viendo el debate de Telemadrid de los candidatos al Ayuntamiento de la capital, me pareció un horror el odio, única arma que parece tienen algunos candidatos, el acorralamiento a la Alcaldesa Manuela Carmena indignante y la labor de los periodistas que, se supone, deberían moderar, inexistente, limitándose a repetir pregunta tras pregunta y permitiendo que chillaran especialmente, los candidatos del partido popular y la tercera de lista de ciudadanos. Quiero agradecer a Manuela Carmena y a su equipo, lo que me consta como una gran labor en la ciudad de Madrid, vivo en la almendra central y el ciudadano que, al igual que yo, resida en ella, si no ha notado la mejora del aire, es que ya no respira. Gracias de verdad. No sé qué se puede conseguir con los horribles modos de algunos políticos actuales, en todos los órdenes. rosalía ruiz-huerta
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